En los últimos 15 años nuestra sociedad (la República de Panamá) ha sufrido una transformación muy notable en materia de desarrollo en todo tipo de infraestructura (edificaciones, vial, hidráulica, etc.) el cual ha incurrido en efectos positivos en cuanto al ámbito económico a nivel de país; pero también hay que ver otra perspectiva que se inscribe en la parte social de cada individuo que conforma esta sociedad.

En esta oportunidad me gustaría exponer el ejemplo de la infraestructura de vía El Corredor Norte.  La fase II de esta importante obra (inaugurada y abierta este año 2016) actualmente se conecta las comunidades de Villalobos, Rana de Oro (Pedregal) y la 24 de Diciembre (Las Lajas). La misma brinda la oportunidad de un acceso hacia los sectores centro y este de la ciudad de Panamá sin tener que transitar a través de la red interurbana.

A pesar de que la nueva infraestructura desde la perspectiva vial ofrece grandes ventajas, al mismo tiempo refleja limitaciones en cuanto a la capacidad de circulación de vehículos en calles y avenidas existentes,  causando afectaciones a muchas viviendas unifamiliares, lo cual repercute a largo plazo en un desmejoramiento de la calidad de vida.  Entre los ejemplos que podemos citar en aspectos negativos al incorporar mejoras es el incremento del tráfico actual en forma exponencial teniendo la misma capacidad vial (ampliación o nueva calzada de rodadura), estructuras de puentes no rehabilitadas/mejoradas (Puente sobre el Río El Naranjal), falta de drenajes (cunetas, pasos de tuberías, etc.), señalización vial (horizontal y vertical) y sobre todo la adecuación de entradas a viviendas para mejor acceso a vías rehabilitadas/mejoradas.

Hay dos situaciones en contraste que he podido observar de este desarrollo: el primero es el incremento en la actividad económica en el área de Villalobos; el segundo el congestionamiento vial que inicialmente se daba en horas pico, ahora se puede percibir que el tráfico en el área se ha duplicado en unos 5 meses aproximadamente observando un tráfico pesado en instancias horarias entre las 09:00 y 19:00 horas. Adicionalmente, el flujo en otras arterias tal como la Avenida José Agustín Arango también se ve afectada por este tráfico inducido, el cual hasta la fecha no se la realizado un mejoramiento para captar el flujo actual y futuro.

Finalmente, un tema no menos importante pero que expondré más adelante es la disponibilidad de transporte público masivo tanto para los residentes del área como para aquellas personas en tránsito. Pude apreciar un incremento notable en el transporte selectivo pero no de la misma manera para buses.  Aún se evidencia una demanda que no puede ser captada en su totalidad.  En cuanto a las infraestructuras de vivienda y drenajes, cabe resaltar que tanto la calle de Villalobos (y calles conexas) ha sufrido varias etapas de rehabilitaciones el cual solamente se ha inscrito en una actividad: repavimentación y drenajes superficiales.  Hasta la fecha, no he podido observar obras más allá de las antes mencionadas que mejoren la condición social de los residentes.

Mi mensaje final es que a pesar que se quiere llevar progreso y elevar la calidad de vida de residentes de una comunidad específica, hay que evaluar enormemente el impacto en áreas contiguas ya dichas comunidades no siempre gozarán de las ventajas del progreso.  Es por ello que una evaluación y planificación integral siempre toma en cuenta a todos los actores.

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