Utilidades Soterradas: Beneficios y Realidades
El soterramiento de utilidades es una técnica constructiva que comúnmente se aplica líneas eléctricas y de agua; ésta última es la que tiene mayor práctica a nivel de la ingeniería civil. Pero ¿qué hay del soterramiento de líneas eléctricas? En la mayoría de los casos se aplica este tipo de instalación donde existen condiciones de seguridad de alto riesgo, ciudades con muy alta densidad poblacional o sencillamente es impráctico la instalación de líneas aéreas.
Entre las ventajas que pueden ofrecer las instalaciones eléctricas soterradas tenemos que hay menores incidencias de caídas de voltaje, hay una reducción a la exposición de campos magnéticos que pueden tener incidencias en la salud, disminución en la incidencia de roturas de línea y bajo costos de mantenimiento. Las caídas y roturas de líneas aéreas van de la mano con factores ambientales como el viento, colisiones a los postes eléctricos producto de accidentes, los cables aéreos cercanos o alrededor de las ramas de árboles inciden en el suministro eléctrico, vandalismo y otros eventos climatológicos como tornados, heladas (fenómenos que no sucede en nuestra latitud – Panamá).
Luminaria con cables soterrados, Ave. de La Amistad frente al C.C. Albrook
Si lo analizamos desde el punto de vista ambiental, los cambios en el suelo son de gran consideración, pero tiene la ventaja de resaltar el paisajismo. Adicionalmente, promueve el incremento del valor catastral de los terrenos, ofrece mejor seguridad para la mayoría de los usuarios en áreas residenciales (peatones, conductores, etc.).
Obviamente existen desventajas en la aplicación del soterramiento de utilidades. El costo de mayor relevancia es la instalación, que en comparación con las instalaciones aéreas es significativamente elevado. Dependiendo de la complejidad del área, el costo de los sistemas soterrados puede estar entre 5 y 10 veces más costosos que los sistemas aéreos, muchas veces sin considerar la existencia de otras utilidades bajo tierra que requieran ser reubicadas (desde 385,000 balboas por kilómetro hasta más de 1,000,000 balboas por kilómetro de cable instalado), condiciones y tipo de suelo al momento de las excavaciones e instalación de las líneas. Adicionalmente renglones como el mantenimiento, reparaciones, tiempos fuera de servicio, modificaciones en las rutas por nuevos trabajos son hechos que no podemos dejar a un lado al momento de seleccionar qué sistema es el más viable para un proyecto determinado.
¿Qué pasa en Panamá? Hasta el año 2012 no se tenía un panorama claro la factibilidad del soterramiento de líneas eléctricas y de telecomunicaciones. Sencillamente no había una decisión final si el gobierno central estaba dispuesto a invertir en el soterramiento de utilidades, convirtiendo a las ciudades del país en áreas limpias y seguras. Países vecinos como Costa Rica ya iniciaron pasos para este logro.
Son varias entidades gubernamentales involucradas para la implementación de obras soterradas. Entre ellas podemos mencionar a la ASEP (Autoridad Nacional de Servicios Públicos), los Municipios respectivos de cada provincia, la ATTT (Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre), el MOP (Ministerio de Obras Públicas) y por supuesto las entidades directamente relacionadas al servicio tales como ENSA, Unión Fenosa y el IDAAN para el caso de las líneas de agua.
Luminaria con cables aéreos, Villa Zaita.
EL 30 de noviembre del 2012 (a través de la Ley 15 del 26 de abril del 2012 que crea la Compañía para el soterramiento de cables) se entregó la orden de proceder por parte de la ASEP (Autoridad Nacional de los Servicios Públicos) para el inició la primera fase del proyecto de soterramiento de cables en la Ciudad de Panamá, específicamente en el área bancaria (Obarrio) el cual incluye el cambio de la red eléctrica y de telecomunicaciones. Se estima que la inversión de este proyecto tiene un costo aproximado de 100 millones de balboas. Se tiene la convicción que debido a que el soterrado es una red mucho más robusta, se tiene un costo mucho más elevado que el sistema aéreo pero que al mismo tiempo ofrece una mejor calidad. El gobierno central igualmente tiene previsto como plan la extensión de este proyecto de soterramiento a otras áreas de la ciudad tales como las calles de corregimiento de San Francisco, Avenidas Ricardo J. Alfaro (Tumba Muerto), Simón Bolívar (Transístmica) y Avenida Nicanor Obarrio (Calle 50).
Igualmente, en la Provincia de Chiriquí ya se iniciaron trabajos de soterramiento con una inversión de 1.3 millones de balboas en la ciudad de David y áreas periféricas con una longitud aproximada de 850 metros lineales. De la misma manera, en la ciudad de Santiago (Provincia de Veraguas) iniciaron las obras de soterramiento por una inversión aproximada de 3 millones de balboas (2 kilómetros lineales de utilidades soterradas)
Hemos podido observar varios denominadores comunes para todos los proyectos arriba expuestos; hay un alto impacto en la población cuando se requiere cambiar de un sistema aéreo a uno subterráneo, más si se trata de áreas urbanas con un nivel de desarrollo considerable. Desde el punto de vista constructivo, hay considerar las limitaciones de los equipos de construcción para realizar los trabajos de soterramiento, afectaciones a las viviendas, comercios existentes e infraestructuras como calles y aceras. Otro aspecto es la movilidad de la población (peatonal y vehicular) el cual puede reducirse hasta un 60% el cual se traduce en retrasos al desplazarse a lo largo de las áreas afectadas. Al final la gran pregunta es ¿Quién paga por estos trabajos?
En conclusión, hay que evaluar cada caso para decidir qué sistema de alimentación eléctrica es la más viable de acuerdo con proyecto a desarrollar. Sabiendo de antemano que las líneas aéreas tienen una inversión mucho menor que los sistemas soterrados, una alternativa que yo tomaría en consideración podría ser combinar ambos sistemas. En áreas residenciales ya se está implementando esta metodología. Cada promotor de proyecto debe considerar un equilibrio entre ambos sistemas.